Tour de France

08-07-2012 06:46:25

En su debut en la gran ronda francesa, el ciclista marbellí Luis Ángel Maté está viéndolas y sintiéndolas de todos los colores. Hoy, en la etapa con llegada en Metz, le tocó de nuevo sufrir una caída aparatosa y con consecuencias que, si bien no son desdeñables, sí son menos graves de lo que podrían. "Por fortuna, no tengo fracturas ni nada que me impida seguir en carrera", comenta el 'Lince Andaluz'; "pero una caída a 70 kilómetros por hora es seria, y me deja con muchas magulladuras y un hematoma bastante importante en el cuádriceps derecho". Estos daños se suman al golpe en la rodilla izquierda que acusa fruto del percance de ayer, camino de Saint Quentin.

Según relata el corredor de Cofidis, todo sucedió "a poco más de veinte kilómetros de meta. Marchábamos por una carretera estrecha, con mucha tensión y a gran velocidad y, francamente, se veía venir un incidente importante". Finalmente, las previsiones se cumplieron; según Adri van Houwelingen, director de Rabobank, por un ciclista que decidió quitarse los escarpines en ese momento y perdió el control de su bicicleta. "Por una cosa u otra, estaba claro que iba a pasar", repone Maté. "La velocidad hizo que la caída fuera crítica, una montonera con todas las letras. De hecho, yo no caí sobre el asfalto, sino sobre otras bicicletas y otros corredores; uno de ellos Mikel Astarloza, a quien mando un abrazo". [El corredor de Euskaltel se vio forzado a la retirada, con fractura de codo]

A pesar de todo, el 'Lince Andaluz' pudo llegar a meta. "Una vez allí, los médicos del Tour y los de Cofidis, que temían por mi muñeca y mi clavícula, me examinaron y descartaron cualquier fractura o daño grave". Así, Maté sólo tiene que lamentar "el hematoma del cuádriceps, el dolor de rodilla... ¡y el cuerpo molido!", un balance suave "para lo que podría haber sucedido". El marbellí espera poder restañar sus heridas y recuperar las buenas sensaciones de cara a las próximas etapas del Tour, un sueño que para él, de momento, ni se acaba ni se convierte en pesadilla.

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